viernes, 27 de febrero de 2009

La chica sin nombre

Seguro que es una niñata creída piensas, pero sabes que no. Analizas sus gestos, su forma de andar, de moverse... no puede ser una más, el ganado no sonríe así. Si te paras a pensar, no estás enamorado de ella sino de cómo te has imaginado que es, por eso no sabes si quieres conocer más.
De repente la ves a lo lejos, disfrutas cada segundo que pasa antes de cruzarte con ella, y cuando estás al límite de perderla a tus espaldas no puedes hacer otra cosa que mirarla de reojo. Ella también te ha mirado, seguramente como el que ve pasar una moto a toda velocidad y mira instintivamente. Es una mirada completamente vacía pero para tí ha sido como caer al vacío, durante milésimas de segundo han pasado por tu cabeza mil formas de mirarla, de andar, de mover los brazos. Eres una jodida moto, igual que todas las demás, ¿por qué te pones tan nervioso?
Solo sabes que estás obsesionado con ella, que sabes perfectamente cuando tienes más posibilidades de cruzártela otra vez y haces todo lo posible por estar allí. Intentas averiguar su nombre, la buscas en tuenti (mierda, no tienes ningún amigo en común), buscas su nombre y su nick en google, descubres su blog y lo lees. Joder, eres un puto psicópata.

Descubres que encima es una tía interesante, las entradas de su blog son reflexiones y no mierdas como las del tuyo, lee, tiene un punto friki.
En parte te alegras de que sea así, no parece nada superficial. No tiene un cuerpazo monumental, ni se pone pantalones ajustados, ni escote. Las chicas son como los islas tropicales, cuando la sociedad las descubre las estropea. Ella pasa desapercibida, para el garrulo común es un 3, para tí es un 9. Suspiras.

Mañana tienes un examen de programación. Eres un inútil.