Recientemente se ha celebrado en toda España el "día del orgullo gay", una parida de la que todo el mundo ha oído hablar y que consiste en hacer el mayor paripé posible para que la gente vea que hay gays y no les importa que sepan que lo son.
No tengo absolutamente nada en contra de los homosexuales, es más, considero agradable que alguien se sienta lo suficientemente libre como para decir que tiene unas preferencias sexuales distintas a la mayoría, pero una cosa es ser homosexual y otra ser un triste acomplejado ávido de llamar la atención.
Sinceramente, imagino a una pareja de homosexuales sentada en el sillón de su casa viendo la imbecilidad de esa fiesta, propia del mismísimo tomate. Seguro que se sienten avergonzados, yo lo haría...