La vida es muy extraña y los sentimientos todavía más. Es como... una película que puedes ver sentado en una cómoda butaca de cine, y la película es una mierda. Puedes pasarte todo el rato qujándote de lo mal hecha que está o puedes intentar disfrutarla en la medida de lo posible, pero no se te ocurra salir del cine porque te darás cuenta de que lo que hay fuera es una mierda todavía más grande que la película de la que tanto te quejabas, e intentarás entrar de nuevo, pero ya no te enterarás de nada.